El próximo 22 de Febrero la CEO de INGECELL, la Dra. Karem Noris se presentará en BIOCEM de forma virtual.
¿De qué se hablará?
Las células madre fueron identificadas por primera vez, en ratones, en los años 60, por los científicos Till y McCulloch del Instituto de Cáncer de Ontario, Canadá. Sin embargo, sus potenciales aplicaciones terapéuticas se empezaron a comprender mejor a mediados de los 90, cuando se clonaron por primera vez células madre embrionarias pluripotentes humanas, con capacidad de diferenciarse en cualquier tejido especializado del cuerpo. En paralelo surge el interés y su aplicación terapéutica de forma empírica, de las células madre o células estromales adultas, que se pueden obtener de tejidos como la médula ósea, tejidos adiposo, pulpa dental y más recientemente, tejidos perinatales como la sangre de cordón y el propio cordón umbilical (gelatina de Wharton). Estos tratamientos inicialmente empíricos y con la hipótesis de que estás células eran capaces de reconocer el tejido dañado, migrar y diferenciarse, reemplazando las células dañadas, dieron paso a resultados sumamente alentadores. El tratamiento de enfermedades de base autoinmune, como la diabetes tipo I, permitía que el paciente no requiriera insulina exógena hasta por un año. Sin embargo, el que el efecto de la terapia no fuera permanente en el tiempo, hizo que se investigara mejor cuales eran los mecanismos que promovían las terapias. Encontrándose que estas células madre, ahora conocidas como mesenquimales (MSC, por sus siglas en inglés), ejercen su efecto debido a factores paracrinos e inmunomoduladores que ellas liberan. Estudios más recientes se han enfocado en el uso otros productos de estas MSC, como el medio condicionado y los exosomas, para el tratamiento de una gran variedad de patologías. El beneficio de los tratamientos con células madre reside en que estas células regulan procesos celulares como apoptosis, fibrosis y la base inflamatoria crónica, que es la causa de muchas enfermedades degenerativas. En este sentido, el 2020 y la pandemia debido al COVID-19, ha permitido impulsar aún más el uso de estas células y sus productos, posicionando estas Terapias Avanzadas, como un “fármaco vivo” y con el mayor potencial terapéutico que pueda presentar cualquier fármaco actual, especialmente para atender la necesidad de las enfermedades crónicas. Puesto que los estudios clínicos demostraron, que el tratamiento con MSC de pacientes graves con COVID-19, redujeron la tasa de mortalidad en aproximadamente el 90% de los casos. Y además han demostrado excelentes resultados anti-inflamatorios y anti-fibróticos que quedan como secuelas en muchos de los pacientes post COVID-19. Muchos países, incluyendo Colombia han dado pasos importantes en incorporar esta nueva medicina, como es la Medicina Regenerativa. El gran reto es ahora de las Instituciones Regulatorias de cada uno de nuestros países y del Estado mismo, en reconocer que es una necesidad el disponer de estas nuevas tecnologías en salud, para que estén al alcance de sus ciudadanos. Es una medicina que atiende las causas de la enfermedad, con ello se mejora calidad de vida de los pacientes y se disminuyen costos sustanciales en el sistema de salud. Después de la pandemia, el reto es poner al alcance de todos, la medicina regenerativa y es responsabilidad del sector salud y todos los que en él laboramos, ponerse a la altura de lo que este reto representa.
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